Cuida y protege a tu corazón

Estamos tan acostumbrados a su rítmico latir que no nos percatamos de que muchas de nuestras conductas pueden provocar daños en nuestro corazón. Conoce cuáles hábitos debes dejar de lado para mantenerlo siempre listo para reaccionar saludablemente.

Nos acompañó en nuestro primer beso, nos avisó de un peligro cercano, nos permitió exigirnos más en nuestra rutina de ejercicios y disminuyó su intensidad para hacernos dormir profundamente. Nuestro corazón, en su incesante actividad de purificar la sangre que circula por todo el organismo, nos dice día a día: “Aquí estoy para ti”. Para retribuirle su lealtad, es importante que tomemos acciones para fortalecerlo y conozcamos esos hábitos que él detesta.

Actividad física cardioamigable

Un régimen de ejercicios regulares que busque fortalecer el corazón puede incluir alguna (o todas) de estas actividades:

• Caminar por lo menos 20 minutos diarios.

• Correr en función de las condiciones físicas de cada persona.

• El yoga restablece el equilibrio físico y mental.

• Nadar ayuda a perder peso mientras el corazón se fortalece gracias al entrenamiento de la respiración.

• Bailar libera endorfinas, toxinas y elimina calorías.

Ver Televisión: El permanecer sentado por varias horas seguidas aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco y apoplejía, incluso si se practica algún ejercicio con regularidad. Según Harmony Reynolds, directora del Centro de Investigación Clínica Cardiovascular del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, el ejercicio intermitente no compensa el daño que se produce durante el tiempo inactivo que pasamos frente a la televisión porque la falta de movimiento puede afectar los niveles de grasa y azúcares en la sangre.

Dejar que el estrés y la depresión tomen el control: Estas emociones pueden aparecer en cualquier momento de nuestra vida, pero para la Dra. Reynolds es esencial la forma cómo se manejan en pro de la salud del corazón. Quienes internalizan el estrés están en mayor peligro de afectar su sistema cardiovascular, por lo que es recomendable conocer los beneficios de la risa y tener a alguien a quien contarle nuestros problemas.

Ignorar el Ronquido: El despertar varias veces por la noche por causa de este desagradable sonido, puede ser un síntoma de apnea obstructiva del sueño, trastorno que se caracteriza por la interrupción de la respiración durante el sueño que, además de provocar cansancio y cambios de humor, hace que la presión arterial se dispare. Según Robert Ostfeld, profesor del Centro Médico Montefiore de Nueva York, aunque las personas que tienen sobrepeso tienen mayor riesgo de padecer apnea del sueño, las personas delgadas también pueden sufrirla.

Exagerar con las cantidades de comida: Introducir en nuestro organismo más calorías de las que éste puede quemar en un día es la causa principal del sobrepeso, el cual es uno de los primeros factores de riesgo para sufrir una enfermedad del corazón. La Dra. Reynolds recomienda evitar las porciones de gran tamaño, disminuir el consumo de carbohidratos de alto contenido calórico y estar atentos a las etiquetas de los alimentos “bajos en grasa”, porque a menudo, son altos en calorías.

No usar hilo dental: El Dr. Ostfeld afirma que no se conoce la relación exacta entre las enfermedades de las encías y las cardíacas, sin embargo, se ha demostrado que el tratamiento de las primeras puede mejorar la función de los vasos sanguíneos. Una teoría posible sugiere que las bacterias presentes en la placa dental acumulada desencadenan inflamación en todo el cuerpo, lo cual promueve la aparición de arterioesclerosis (endurecimiento y estrechamiento de las arterias).

Ser un deportista de fin de semana: El cardiólogo Rafael Florenciano, de USP San Jaime Torrevieja, en Alicante, España, encontró que el riesgo de padecer un infarto durante un ejercicio físico intenso o en la hora siguiente se duplica si la persona hace menos de cuatro horas semanales de ejercicios. La actividad física enfocada hacia la salud cardiovascular debe trabajar la fuerza, la resistencia y la flexibilidad, según el Consejo del Ejercicio de los Estados Unidos, lo cual se logra teniendo un compromiso regular con el deporte.

Dar por sentado que no existe riesgo: El hecho de no tener familiares que hayan padecido trastornos cardiovasculares no significa que estemos vacunados contra ellos. El Dr. Ostfeld dice que estas enfermedades son causadas, en la mayoría de los casos, por niveles altos de presión arterial y colesterol, la diabetes, el sobrepeso y el tabaquismo. La buena noticia es que todos estos factores se pueden controlar.

Alejarse del mundo: Aunque un poco de soledad es necesaria a veces, lo cierto es que el contacto humano es beneficioso para la actividad cardíaca. Un estudio de la revista “Psychosomatic Medicine” encontró que las personas que pasan más tiempo con su pareja tienen menor presión arterial, al tiempo que el corazón se ejercita gracias a la acción de las hormonas dopamina, adrenalina y noradrenalina, que lo hacen latir más rápido y fuerte, tal como si se realizara algún ejercicio aeróbico. Además, otro estudio de la Universidad de Carolina del Norte concluyó que cuando se abraza a alguien, el cuerpo libera oxitocina, una hormona que ayuda a combatir el estrés y a disminuir la presión arterial.

Ingerir demasiado alcohol: La existencia de estudios que resaltan los beneficios de algunas bebidas alcohólicas hace que las personas se relajen en este sentido y caigan en el exceso. Las “propiedades curativas” de estas bebidas se encuentran en los demás ingredientes y no precisamente en el alcohol, de hecho, grandes cantidades de esa sustancia están asociadas a un mayor riesgo de alta presión arterial, altos niveles de grasa en la sangre e insuficiencia cardíaca. Además, las calorías adicionales aumentan el peso corporal, lo cual es una amenaza para la salud del corazón.

Dejar para después los chequeos de salud: El riesgo de desarrollar hipertensión aumenta en 90% cuando las personas comienzan a apagar más de 50 velitas en su cumpleaños. El hecho de no haber padecido enfermedad alguna a los 24 no significa que la situación se mantendrá igual a los 54. Por eso, es importante estar al tanto de los niveles de colesterol, presión arterial, grasa y azúcar en la sangre y hacerse chequeos médicos al menos una vez al año.

Fumar o vivir con un fumador: Los ingredientes de los cigarrillos promueven la formación de coágulos sanguíneos, que pueden bloquear el flujo de la sangre al corazón y contribuir a la acumulación de obstáculos en las arterias, tanto en quien lo aspira voluntariamente como en quien lo respira en el ambiente.

Abusar de las carnes rojas: Debido a su alto contenido de grasas saturadas, el consumo de carnes rojas debería limitarse a dos veces por semana y preferir cortes magros (como el lomito). Lo esencial para la salud integral del organismo es una dieta balanceada y no basar la alimentación en un solo tipo de comida, tal como aconseja el Dr. Ostfeld.

Detener o saltarse los medicamentos: Los tratamientos para afecciones cardíacas implican un compromiso diario y es muy fácil olvidarse de tomar la píldora, sobre todo si se han manifestado efectos secundarios o si el paciente se siente bien. De la mano del médico se encontrará el tratamiento y la dosis adecuada para evitar malestares colaterales, pero nunca debe interrumpirse el tratamiento porque tal como sentencia el Dr. Ostfeld, “la presión arterial es un asesino silencioso, porque no se siente”.

Evitar las frutas y los vegetales: Varias investigaciones han encontrado que las personas que comen más de cinco porciones de frutas y verduras al día tienen un riesgo 20% más bajo de padecer una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular. Si existe temor de que nuestro corazón está en peligro, sería conveniente aumentar el consumo de estos alimentos y añadir nueces, granos enteros y lácteos bajos en grasa y proteínas.

Ignorar señales de alerta: Perder el aliento tras subir las escaleras o sentir una opresión en el pecho luego de un vuelo no significa necesariamente estar fuera de forma o sufrir ‘jet lag’, pueden ser llamados de nuestro corazón para que acudamos al médico. El corazón es un músculo y cuanto antes se detecten anomalías, menos probabilidades hay de que se conviertan en daños irreversibles.

Ser adicto a la sal: Mientras más sal entre en el organismo, más se eleva la presión arterial. La ingesta de sodio debe mantenerse por debajo de 2.300 miligramos al día, pero si existe una condición cardíaca o si se es mayor de 50 años, se debe reducir a 1.500 miligramos.

No comer fibra: Una dieta rica en fibra no solo ayuda a mejorar la salud del corazón sino que también puede añadir años de vida. Científicos indican que las personas mayores de 50 años de edad que consumieron más fibra en años anteriores disminuyeron en 56% el riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares, infecciosas y respiratorias.

Consumir calorías vacías: Los alimentos altos en azúcar, grasa y aceite aportan muchas calorías, pero pocos nutrientes, lo que aumenta el riesgo de padecer obesidad y diabetes.

Fuente: esteticaysalud.com.ve