Verdades o mentiras en la mujer

Para muchos integrantes del sexo masculino, la mujer sigue siendo su principal objeto de deseo y perdición, pero les resulta complicado conocer sus auténticas motivaciones, especialmente en lo que se refiere a las relaciones sexuales.

¿Por qué tienen esos altibajos que no parecen afectar a los hombres? ¿Por qué prefieren a los demás y no a mí? Y, en definitiva, ¿por qué se comportan de manera distinta a lo que la cultura y nuestra educación social nos ha enseñado durante décadas? Según un reciente estudio publicado en la revista científica Current Directions in Psychological Science, muchas de las creencias que hasta el momento habíamos mantenido sobre el género femenino no son verdad, o al menos, deberían revisarse con el objetivo de matizarlas. A dicho trabajo hay que añadirle otros estudios que han visto la luz en tiempos recientes, como el realizado por Terri Conley de la Universidad de Michigan y sus compañeros –en el que se pone de manifiesto que en las citas de una noche, las mujeres se comportan prácticamente igual que los hombres– o diferentes encuestas que ponen de manifiesto que la liberación de la mujer ha abierto la puerta a otro tipo de costumbres en lo que atañe al sexo y que durante los últimos años han ampliado la bibliografía sobre un tema que, créanlo o no, resulta mucho más llamativo para los investigadores sociales de lo que cabría esperar.

«Aún existe un gran número de tabúes sobre el sexo femenino»

En muchos casos, lo que ocurre es que los estereotipos que sobre la mujer se han creado a lo largo de la historia han terminado definiendo ideas sobre el sexo femenino que no responden a la realidad, como puede ser su desinterés por el sexo o su búsqueda de compañeros poderosos, que en muchos casos se desprenden del prejuicio social de que la mujer no debía hablar (no digamos practicar) sobre sexo en público. A continuación presentamos algunas de las diferencias no tan evidentes que este tipo de investigaciones han hallado.

–Suelen tener menos ganas que los hombres de practicar sexo. Tesis: que si me duele la cabeza, que si tengo el período, que si hoy no me apetece… Algunos hombres están tan acostumbrados a las excusas de parejas que extrapolan las mismas a una consideración general que considera que el sexo femenino no se encuentra especialmente inclinado a mantener relaciones, aunque generalmente se deban a razones de otra índole. Antítesis: las mujeres pueden tener un deseo sexual o superior al de sus compañeros masculinos, y su placer, es igual de intenso. Un estudio realizado en la capital del amor (es decir, París) publicado este mismo año por Philippe Brenot, pone de manifiesto la importancia del deseo para las mujeres. En concreto, un 74% de las mujeres manifestaban no tener ningún problema con manifestar su deseo sexual. Aunque, claro, se trata de francesas, por lo que quizá habría que rebajar el porcentaje.

–Las mujeres desean a los hombres de un mayor estatus. Tesis (evolucionista): la mujer necesita un apoyo económico y social para poder salir adelante, ya que sus desventajas sociales y su imposibilidad de acceder a puestos de mayor importancia (o, en la prehistoria, salir a cazar para conseguir alimento) le obligan a refugiarse en los brazos de hombres fuertes y poderosos. Antítesis: según un estudio realizado por el galés Robert Brooks, lo importante es adaptarse y contar con esas características que hoy se consideran más valoradas en nuestra vida laboral –simpatía, buenas maneras o capacidad de adaptación– antes que los hombres poderosos, fuertes y guapos. Además, el estudio francés anteriormente citado señalaba que las encuestadas, a diferencia de lo que ocurría en generaciones pasadas, prefieren a los compañeros “tiernos, amables, respetuosos y que saben corresponder a sus deseos”.

«Ellas también reaccionan ante la pornografía»

–A las mujeres no les gusta la pornografía. Tesis: las publicaciones y películas eróticas explícitas son para hombres, no para mujeres, que no las encuentran atractivas porque prefieren utilizar la imaginación. Antítesis: hasta cierto punto, el razonamiento es válido, ya que la mayor parte de las producciones pornográficas están pensadas, orientadas y realizadas con el público masculino en mente. Pero según descubrió un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis, la observación de imágenes eróticas provocaba una reacción automática en las ondas cerebrales de las mujeres, prácticamente con la misma intensidad que en el sexo masculino.

–Las mujeres no se masturban. Tesis: “no conozco a ninguna mujer que se masturbe, y si lo hacen, desde luego mucho menos que los hombres”. Antítesis: que no se hable de algo no significa que no ocurra. Según una encuesta realizada por el Instituto Kinsey, más de dos tercios de las mujeres lo hacen de manera regular, o al menos, confiesan hacerlo, lo que lleva a pensar que probablemente el número sea aún mayor. Lo que también indican dichos mismos datos es que, a partir de los 40, la frecuencia de la autosatisfacción comienza a descender y si a los 20 años, el 80% de las chicas afirman masturbarse, tan sólo el 46,4% de mujeres lo hace pasados los 70. Aun así, una cifra nada desdeñable.

–Alcanzan su cénit sexual al llegar a los 30. Tesis: el desarrollo y decadencia de los organismos provoca que para ambos sexos, exista un momento de la vida en el que se encuentren más inclinados a la reproducción que en otros, antes de que la insoslayable cuesta abajo comience. Según las ideas más extendidas, esta se produciría antes en los hombres (al final de la pubertad) que para las mujeres (alrededor de los 30, coincidiendo con el momento ideal para ser madre). Antítesis: según señalan los estudios de Marc Goldstein, doctor del Hospital Presbiteriano de Nueva York, es cierto que los hombres alcanzan su cénit hormonal a los 18, pero esto no es decisivo en su vida sexual. Por su parte, las mujeres no tienen un momento cumbre definido en sus vidas.

«Las mujeres son infieles por razones semejantes a las de los hombres»

–Las mujeres engañan a sus parejas cuando ya no las quieren. Tesis: al contrario de lo que ocurre con los hombres, que pueden buscar multitud de cosas en una relación extramatrimonial, como sentirse deseados, dar salida a un deseo imparable o aliviar tensiones, las mujeres sólo son infieles cuando ya no aman a sus parejas. Antítesis: en realidad, las motivaciones que conducen a la infidelidad en el sexo femenino son muy variadas y bastante semejante a las masculinas, como señalan William D. Barta y Susan M. Kiene de la Universidad de Washington en San Luis, y que pueden ir del simple ataque de furia que conduciría a la venganza a la necesidad de vivir nuevas experiencias.

–Necesitan sentir una conexión emocional para tener sexo. Tesis: tan sólo el hombre es capaz de mantener relaciones casuales sin sentirse mal a partir de una motivación puramente física. Las mujeres necesitan sentir algo para meterse en la cama con un hombre. Antítesis: aunque, por lo general, las relaciones en las que se compaginan lo emocional con lo físico son las más satisfactorias, las mujeres pueden tener relaciones de una sola noche sin ningún problema, algo que, de hecho, ocurre cada vez más frecuencia, como señala la doctora Yvonne K. Fulbright, fundadora de Sexuality Source Inc. Asunto diferente es que las convenciones sociales hayan exigido durante siglos a la mujer no dar rienda suelta a su deseo sexual si no es a través de una relación formal.

–Las mujeres son más selectivas que los hombres. Tesis: las mujeres tienen unos criterios más claros y saben elegir mejor a sus compañeros que los hombres, cuyo listón suele estar un poco más bajo y sujeto a variables físicas. Antítesis: como escribíamos en otro artículo, a las mujeres les puede gustar cualquier cosa, siempre y cuando encaje en lo que buscan. Cierto es que la teoría evolucionista defiende que los costes personales y sociales del embarazo exigen a la mujer seleccionar de manera correcta al padre de su criatura, pero recientes investigaciones ponen de manifiesto que, gracias a los métodos anticonceptivos, sus parejas pueden cumplir motivaciones muy distintas.

Fuente: elconfidencial.com