Como controlar la ira

¿Qué es la ira?

La psicología de la ira consiste en querer algo y que alguien impida el conseguirlo. Esa energía frustrada se convierte en ira contra la persona que ha destruido la posibilidad de realizar ese deseo.

El origen de la ira es el ego y el ego es un ente falso, creado por la sociedad, es una relatividad, una identidad.

La ira es tristeza activa y la tristeza es ira pasiva. Como la tristeza surge con facilidad, la ira parece difícil, porque estamos demasiado sintonizados con lo pasivo. Es difícil para una persona triste estar enfadada. Si una persona triste se encoleriza, su tristeza desaparecerá de inmediato y, si se entristece, su ira también desaparecerá de inmediato.

Señales que delatan ira

Al reprimir la ira, el estado habitual de la persona es enfadado; ya no habrá momentos sin enfado, como mucho será con más o menos enfado. Todo el ser está envenenado por la represión de esa emoción.

En el acto de comer, los dientes y la boca liberan ira, si la ira está reprimida, se coma lo que se coma ya sea carne o frutas y verduras, se come con violencia.

Cuando hacen el amor repiten los mismos movimientos que cuando están agresivos. Si se observan la cara, podrán ver todas las distorsiones de la ira y la agresión.

Esta emoción se ha arraigado tanto que hasta el amor, una actividad totalmente opuesta a la ira y comer, un actividad totalmente neutral, están envenenando a la persona. Y luego, en cualquier actividad, hagan lo que hagan desde cerrar una puerta, quitarse los zapatos, estrechar unas manos,… hay ira, porque ahora son la ira personificada.

¿En qué nos ayuda la ira?

Conocerla para deshacerse de ella es muy difícil pues la actitud de deshacerse de la ira crea una distinción. Si partimos de la suposición de que es mala, o sea la «no ira» es buena; que el sexo es malo y la «no sexualidad» es buena; que la codicia es mala y la «no codicia» es buena; entonces, aún en el caso de trascender estos rasgos de ira, solo será una represión.

La ira no es un fenómeno duradero, por su propia naturaleza es algo momentáneo. Si es real, dura poco y mientras dura auténtica es hermosa. Algo real y espontáneo no puede hacer daño a nadie. La persona se enfurece espontáneamente, la marea desaparece a los pocos minutos y vuelve a relajarse hasta alcanzar el otro extremo.

La misma energía que la produce en cuanto deja de moverse se transforma en compasión.

¿Sabías que la ira siempre oculta el miedo?

Sólo una persona llena de miedo se encoleriza de inmediato. Si lo hace se puede ver su miedo. La ira es una tapadera. Al estar enfadado intenta hacer que los demás sientan miedo: antes de que se hagan una idea de su temor, trata de provocarles miedo.

La psicología implicada en este acto es simple, no desea que se sepa que tiene miedo. La única manera de conseguirlo es causando temor; entonces se siente completamente relajado. Los demás tienen miedo y él no… y, no hay nada que temer en alguien que tiene miedo.

Detrás de ella siempre se oculta el miedo. No se enfada, en realidad trata de ocultar su miedo. Y para ocultar ese miedo tiene que proyectar ira.

¿Qué podemos hacer?

Las emociones negativas hay que dejarlas salir, de lo contrario, quedarán reprimidas y estallarán en cualquier momento de debilidad. Una vez que se han vivido, sufrido y aceptado de forma consciente, sin ninguna represión, desaparecerán por su cuenta.

Por tanto, las emociones negativas hay que expresarlas, pero No en público. No hay necesidad de proyectar ira sobre nadie. Ante un enfado y un ataque de ira, lo mejor es ir a la habitación, cerrar la puerta, golpear la almohada, plantarse delante de un espejo y gritar bien fuerte a la propia imagen, diciendo cosas que nunca se han dicho a nadie y que desearíamos decir. Se puede dar un largo paseo o, correr un poco y, esa ira será liberada.

Después de unos minutos, la persona se sentirá más relajada y, jamás proyectará su ira sobre nadie, ya que es un comportamiento absolutamente necio.

*»Entrad en vosotros mismos sin prejuicio alguno, sin ninguna suposición y ved qué es la ira. Dejad que vuestra ira os rebele lo que es. Y el mismo día que lo descubráis…, de pronto descubriréis que habéis salido de ella. ¡La ira ha desaparecido!»

Bibliografía: *OSHO. «Emociones. Libres del miedo, los celos y la ira». Editorial Edaf. 2011.

Louise L. Hay. El poder está dentro de ti. Ediciones Urano. 2007.

Fuente: www.enbuenasmanos.com