Mejorar la memoria de la gente mayor

¿Qué es la memoria?

La memoria es la capacidad para recordar vivencias pasadas de nuestra existencia. Gracias a la memoria podemos comunicarnos con los demás y realizar todas las tareas cotidianas, desde la más elemental hasta la más compleja. Sin ella no podríamos sobrevivir.

Existen varios tipos de memoria

  • La memoria sensorial: es la que almacena la información que percibimos a través de los sentidos.
  • La memoria a corto plazo: es la que utilizamos cuando realizamos algunas tareas en un corto espacio de tiempo.
  • La memoria a largo plazo, es aquella mediante la cual almacenamos acontecimientos importantes en nuestra vida, conocimientos y procedimientos, como nadar, montar en bicicleta, etc.

Las personas mayores, se encuentran a menudo con algunas dificultades para recordar determinados detalles en su rutina diaria. La gran mayoría de ellas, no son patológicas y, con el entrenamiento, pueden mejorar la memoria de forma importante.

Alteraciones de la memoria

Las quejas de memoria es lo primero que demandan las personas respecto a su capacidad cognitiva y están relacionadas con factores biológicos, psicológicos subjetivos (de auto eficacia, control), y sociales (pérdida de motivación, relaciones, etc.)

Las alteraciones de memoria en los mayores suelen ser fundamentalmente mermas en la memoria de trabajo, seguir una conversación o realizar pequeñas operaciones numéricas, la memoria de los hechos recientes o la memoria de los automatismos. La mayoría de ellas suelen ser producto de la falta de interés, atención o entrenamiento y no tienen base patológica.

Sin embargo, hay otra serie de señales que nos pueden hacer sospechar el comienzo de algún deterioro cognitivo, como la dificultad progresiva para aprender cosas nuevas, de encontrar las palabras adecuadas limitando la conversación, desinterés por tareas cotidianas u otras aficiones, desorientación en lugares conocidos o abandono de tareas que habitualmente se hacían.

Evaluación de la memoria

Existen diferentes métodos a base de cuestionarios que se utilizan para evaluar los factores subjetivos, como la metamemoria (lo que uno espera de su propia capacidad), la predicción de tareas específicas, las quejas de memoria, la autoeficacia o las habilidades.

La evaluación objetiva también se realizan otras, en las que se evalúan otros factores como la inteligencia, aprendizaje, concentración, atención, y memoria. Existen además diferentes escalas de evaluación que establecen la presencia o ausencia de deterioro, como con el Mini-Examen mental (MMSE) de Folstein.

La memoria depende diferentes procesos, que no en todas las personas ocurren de la misma manera, teniendo en cuenta el mismo rango de edad, como los procesos de almacenamiento, procesamiento, memoria episódica, semántica, etc.

Además, durante el envejecimiento normal se producen algunos cambios que deben tenerse en cuenta para poder ser diferenciados de los que suceden en un envejecimiento patológico. Por ello es importante realizar una evaluación correcta en personas mayores.

¿Qué debemos hacer para mejorar la memoria?

En personas mayores con alteraciones de la memoria no patológica se ha demostrado que el entrenamiento con diferentes tipos de ejercicios nos puede ayudar mejorar la memoria de un modo notable.

Existen multitud de ejercicios y centros donde se imparten talleres de estimulación cognitiva útiles en estos casos, tanto en soporte informático como en papel. Estos ejercicios están basados en reforzar las diferentes fases de la memoria:

  • Fase de Registro o puerta de entrada de la información, mediante la atención, concentración, percepción.
  • Fase de Retención o mantenimiento de la información en nuestra memoria, mediante la asociación, visualización, categorización, utilización del lenguaje, lógica.
  • Fase de Recuerdo, mediante la Integración, búsqueda de referencias o, la evocación.

Pautas de salud para mejorar la memoria

Lo más importante para recobrar o potenciar la memoria es entender el valor del mantenimiento activo de la mente. Los hábitos saludables nos ayudan a mantener un estado físico y mental adecuado y son fundamentales en la prevención de la enfermedad y la búsqueda del bienestar. Como norma general es recomendable

  • Mantener una alimentación equilibrada.
  • Realizar ejercicio físico adaptado a las posibilidades físicas de cada uno.
  • Mantener la mente activa con algunas costumbres sencillas: lectura comprensiva, pasatiempos, sopas de letras, etc.
  • Mantener las relaciones sociales con amigos, vecinos y realizar algún tipo de actividad cultural, cine, teatro, exposiciones.
  • Evitar el consumo de tabaco y alcohol.

En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.

Fuente: enbuenasmanos.com

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